La polémica en torno a Luis Rubiales, el suspendido presidente de la Federación de España por la FIFA, ha tomado un giro aún más dramático debido a la huelga de hambre llevada a cabo por su madre, Ángeles Béjar. La medida de presión, realizada con el objetivo de que la futbolista Jenni Hermoso “dijera la verdad” en relación al incidente en el que Rubiales le dio un beso en la Final del Mundial Femenino, ha tenido graves consecuencias para su salud.

Durante tres días, Ángeles Béjar se mantuvo encerrada en la iglesia de Motril, en Granada, acompañada por su cuñada, en una muestra de apoyo a su hijo y en un intento por defender su reputación. La madre de Rubiales había declarado públicamente que estaría en huelga de hambre “hasta que mi cuerpo aguante”.

Sin embargo, después de 72 horas en huelga de hambre, la salud de Ángeles Béjar se deterioró significativamente y tuvo que ser trasladada de emergencia a un hospital para recibir atención médica. La complicación de salud pone en evidencia la grave situación que rodea a Rubiales y su familia en medio de la controversia generada por el beso a Jenni Hermoso y las repercusiones mediáticas que ha tenido este incidente.